el Cordero de Dios, el Pan de Vida,
ya se anunció en el tiempo su venida
y no es luz caducada y transitoria.
La Encarnación del Verbo fue notoria
en tierras galileas. No se olvida
una fecha de siglos ya cumplida,
dos mil años de larga trayectoria.
Cristo es el personaje. El ha enraizado,
profundamente humano y justiciero
dos mil años de riesgo y de fortuna.
Es el Mesías prometido. Ha dado
claros signos de ser Dios verdadero:
Redentor en la Cruz, Niño en la cuna.