Vísperas del Viernes de la Semana III del Salterio, en el Tiempo de Pascua


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno:
Viernes de la Tercera Semana de Pascua:
Tu cuerpo es preciosa lámpara,
llagado y resucitado,
tu rostro es la luz del mundo,
nuestra casa, tu costado.
Tu cuerpo es ramo de abril
y blanca flor del espino,
y el fruto que nadie sabe
tras la flor eres tú mismo.
Tu cuerpo es salud sin fin,
joven, sin daño de días;
para el que busca vivir
es la raíz de la vida. Amén.
Viernes de la Séptima Semana de Pascua:
Ven, Creador, Espíritu amoroso,
ven y visita el alma que a ti clama
y con tu soberana gracia inflama
los pechos que criaste poderoso.
Tú, que abogado fiel eres llamado,
del Altísimo don, perenne fuente,
de vida eterna, caridad ferviente,
espiritual unción, fuego sagrado.
Tú te infundes al alma en siete dones,
fiel promesa del Padre soberano;
tú eres el dedo de su diestra mano;
tú nos dictas palabras y razones.
Ilustra con tu luz nuestros sentidos,
del corazón ahuyenta la tibieza,
haznos vencer la corporal flaqueza
con tu eterna virtud fortalecidos.
Por ti nuestro enemigo desterrado,
gocemos de paz santa duradera,
y siendo nuestro guía en la carrera,
todo daño evitemos y pecado.
Por ti al eterno Padre conozcamos,
y al Hijo, soberano omnipotente,
y a ti, Espíritu, de ambos procedente
con viva fe y amor siempre creamos. Amén.
Salmodia:

Antífona 1: Yo, el Señor, soy tu salvador y tu redentor. Aleluya.

Salmo 134. Himno a Dios, realizador de maravillas

I

Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios.

Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque él se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya.

Yo sé que el Señor es grande,
nuestro dueño más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos.

Hace subir las nubes desde el horizonte,
con los relámpagos desata la lluvia,
suelta los vientos de sus silos.

Él hirió a los primogénitos de Egipto,
desde los hombres hasta los animales.
Envió signos y prodigios
– en medio de ti, Egipto –
contra el Faraón y sus ministros.

Hirió de muerte a pueblos numerosos,
mató a reyes poderosos:
a Sijón, rey de los amorreos,
a Hog, rey de Basán,
y a todos los reyes de Canaán.
Y dio su tierra en heredad,
en heredad a Israel, su pueblo.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Yo, el Señor, soy tu salvador y tu redentor. Aleluya.

Antífona 2: Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. Aleluya.

II

Señor, tu nombre es eterno;
 Señor, tu recuerdo de edad en edad.
Porque el Señor gobierna a su pueblo
y se compadece de sus siervos.

Los ídolos de los gentiles son oro y plata,
hechura de manos humanas:
tienen boca y no hablan,
tienen ojos y no ven,

tienen orejas y no oyen,
no hay aliento en sus bocas.
Sean lo mismo los que los hacen,
cuantos confían en ellos.

Casa de Israel, bendice al Señor;
casa de Aarón, bendice al Señor;
casa de Leví, bendice al Señor;
fieles del Señor, bendecid al Señor.

Bendito en Sión el Señor,
que habita en Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Bendito el reino que llega, el de nuestro padre David. Aleluya.

Antífona 3: Cantaré al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4. Himno de adoración

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Cantaré al Señor, sublime es su victoria. Aleluya.

Lectura breve
Viernes de la Tercera Semana de Pascua: Carta a los Hebreos 5, 8-10: Cristo, a pesar de ser Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se ha convertido para todos los que le obedecen en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote, según el rito de Melquisedec.
Viernes de la Séptima Semana de Pascua: Carta a Gálatas 5,16. 22-23a. 25: Andad según el Espíritu y no realicéis los deseos de la carne. El fruto del Espíritu es: amor, alegría, paz, comprensión, servicialidad, bondad, lealtad, amabilidad, dominio de sí. Si vivimos por el Espíritu, marchemos tras el Espíritu.
Responsorio breve:

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

Cántico Evangélico

Antífona
Viernes de la Tercera Semana de Pascua: El Crucificado resucitó de entre los muertos y nos redimió. Aleluya.
Viernes de la Séptima Semana de Pascua: Todos se dedicaban a la oración en común, junto con María, la Madre de Jesús. Aleluya.
Magníficat:

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

(Se repite la antífona correspondiente)

Preces
Viernes de la Tercera Semana de Pascua:
Invoquemos a Cristo, camino, verdad y vida, y digámosle:
Hijo de Dios vivo, bendice a tu pueblo.
Te rogamos, Señor, por los ministros de tu Iglesia: que, al partir para sus hermanos el pan de vida,
-encuentren también ellos, en el pan que distribuyen, su alimento y fortaleza.
Te pedimos por todo el pueblo cristiano: que ande, Señor, como pide la vocación a la que ha sido convocado,
-y se esfuerce en mantener la unidad del Espíritu con el vinculo de la paz.
Te pedimos por los que rigen los destinos de las naciones: que cumplan su misión con espíritu de justicia y con amor,
-para que haya paz y concordia entre los pueblos.
Señor, que podamos celebrar tu santa resurrección con tus ángeles y tus santos,
-y que nuestros hermanos difuntos, que encomendamos a tu bondad, se alegren también en tu reino.
Viernes de la Séptima Semana de Pascua:
Bendigamos a Dios Padre, que con tanta generosidad ha derramado los dones del Espíritu sobre todos los pueblos y, pidiéndole que no cese nunca de derramar su gracia sobre el mundo, digamos:
Que la gracia del Espíritu Santo abunde, Señor, en el mundo.
Señor, tú que hiciste a tu Elegido luz de las naciones,
-abre los ojos de los ciegos y libra de toda esclavitud a los que viven en tinieblas.
Tú que ungiste a Cristo con la fuerza del Espíritu Santo, para que realizara la salvación de los hombres,
-haz que pase de nuevo por el mundo haciendo el bien y curando a todos.
Envía tu Espíritu, luz de los corazones,
-para que confirme en la fe a los que viven en medio de incertidumbres y dudas.
Envía tu Espíritu, solaz en el trabajo,
-para que reconforte a los que se sienten fatigados y desanimados.
Realiza la esperanza de los que ya han muerto,
-y haz que cuando venga Cristo obtengan una resurrección gloriosa.
Padre nuestro...

Oración
Viernes de la Tercera Semana de Pascua: Te pedimos, Señor, que ya que nos has dado la gracia de conocer la resurrección de tu Hijo, nos concedas también que el Espíritu Santo, con su amor, nos haga resucitar a una vida nueva. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Viernes de la Séptima Semana de Pascua: Oh Dios, que por la glorificación de Jesucristo y la venida del Espíritu Santo nos has abierto las puertas de tu reino, haz que la recepción de dones tan grandes nos mueva a dedicarnos con mayor empeño a tu servicio y a vivir con mayor plenitud las riquezas de nuestra fe. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.