Vísperas del Jueves de la Semana II del Salterio, en el Tiempo de Pascua


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno:

Es la Pascua real, no ya la sombra,
la verdadera Pascua del Señor;
la sangre del, pasado es sólo un signo,
la mera imagen de la gran unción.

En verdad, tú, Jesús, nos protegiste
con tus sangrientas manos paternales;
envolviendo en tus alas nuestras almas,
la verdadera alianza tú sellaste.

Y, en tu triunfo, llevaste a nuestra carne
reconciliada con tu Padre eterno;
y, desde arriba, vienes a llevarnos
a la danza festiva de tu cielo.

Oh gozo universal, Dios se hizo hombre
para unir a los hombres con su Dios;
se rompen las cadenas del infierno,
y en los labios renace la canción,

Cristo, Rey eterno, te pedimos,
que guardes con tus manos a tu Iglesia,
que protejas y ayudes a tu pueblo,
y que venzas con él a las tinieblas. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. Aleluya.

Salmo 71. Poder real del Mesías

I

Dios mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud.

Que los montes traigan paz,
y los collados justicia;
que él defienda a los humildes del pueblo,
socorra a los hijos del pobre
y quebrante al explotador.

Que dure tanto como el sol,
como la luna, de edad en edad;
que baje como lluvia sobre el césped,
como llovizna que empapa la tierra.

Que en sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la tierra.

Que en su presencia se inclinen sus rivales;
que sus enemigos muerdan el polvo;
que los reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.

Que los reyes de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Dios lo ha nombrado juez de vivos y muertos. Aleluya.

Antífona 2: Él será la bendición de todos los pueblos. Aleluya.

II

Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres;
él rescatará sus vidas de la violencia,
su sangre será preciosa a sus ojos.

Que viva y que le traigan el oro de Saba,
que recen por él continuamente
y lo bendigan todo el día.

Que haya trigo abundante en los campos,
y susurre en lo alto de los montes;
que den fruto como el Líbano,
y broten las espigas como hierba del campo.

Que su nombre sea eterno,
y su fama dure como el sol;
que él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
el único que hace maravillas;
bendito por siempre su nombre glorioso;
que su gloria llene la tierra.
¡Amén, amén!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Él será la bendición de todos los pueblos. Aleluya.

Antífona 3: Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y siempre. Aleluya.

Cántico de Apocalipsis 11, 17-18; 12, 10b-12a. El juicio de Dios

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos, los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos le vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron,
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Jesucristo es el mismo ayer y hoy, y siempre. Aleluya.

Lectura breve: 1ª Carta de Pedro 3, 18. 22

Cristo murió por los pecados una vez para siempre: el inocente por los culpables, para conducirnos a Dios. Como era hombre, lo mataron; pero, como poseía el Espíritu, fue devuelto a la vida. Llegó al cielo, se le sometieron ángeles, autoridades y poderes, y está a la derecha de Dios.

Responsorio breve:

V. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.
V. Al ver al Señor.
R. Aleluya, aleluya.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Los discípulos se llenaron de alegría. Aleluya, aleluya.

Cántico Evangélico

Antífona:
Jueves de la Segunda Semana de Pascua: El que cree en el Hijo posee la vida eterna. Aleluya.
Jueves de la Sexta Semana de Pascua: Vuestra tristeza se convertirá en alegría, y nadie os quitará vuestra alegría. Aleluya.
Magníficat:

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Se repite la antífona correspondiente.

Preces:

Alabemos y glorifiquemos a Cristo, a quien Dios Padre constituyó fundamento de nuestra esperanza y garantía de nuestra resurrección, y aclamémosle suplicantes:
Rey de la gloria, escúchanos.

Señor Jesús, tú que con tu propia sangre y por tu resurrección entraste en el santuario de Dios,
-llévanos contigo al reino del Padre.

Tú que por la resurrección robusteciste la fe de tus discípulos y los enviaste al mundo,
-haz que los obispos y presbíteros sean fieles heraldos de tu Evangelio.

Tú que por la resurrección eres nuestra reconciliación y nuestra paz,
-haz que todos los bautizados vivan en la unidad de una sola fe y de un solo amor.

Tú que por la resurrección diste la salud al lisiado del templo,
-mira con bondad a los enfermos y manifiesta en ellos tu gloria.

Tú que por la resurrección fuiste constituido primogénito de los muertos que resucitan,
-haz que los difuntos que en ti creyeron y esperaron participen de tu gloria.

Padre nuestro...

Oración:
Jueves de la Segunda Semana de Pascua: Te pedimos, Señor, que los dones recibidos en esta Pascua den fruto abundante en toda nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
Jueves de la Sexta Semana de Pascua: Oh Dios, que nos haces partícipes de la redención, concédenos vivir siempre la alegría de la resurrección de tu Hijo. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.