Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.
Himno:
¿Qué ves en la noche,
dinos, centinela?
Dios como un almendro
con la flor despierta;
Dios que nunca duerme
busca quién no duerma,
y entre las diez vírgenes
sólo hay cinco en vela.
Gallos vigilantes
que la noche alertan.
Quien negó tres veces
otras tres confiesa,
y pregona el llanto
lo que el miedo niega.
Muerto le bajaban
a la tumba nueva.
Nunca tan adentro
tuvo al sol la tierra.
Daba el monte gritos,
piedra contra piedra.
Vi los cielos nuevos
y la tierra nueva.
Cristo entre los vivos,
y la muerte muerta.
Dios en las criaturas,
¡y eran todas buenas! Amén.
dinos, centinela?
Dios como un almendro
con la flor despierta;
Dios que nunca duerme
busca quién no duerma,
y entre las diez vírgenes
sólo hay cinco en vela.
Gallos vigilantes
que la noche alertan.
Quien negó tres veces
otras tres confiesa,
y pregona el llanto
lo que el miedo niega.
Muerto le bajaban
a la tumba nueva.
Nunca tan adentro
tuvo al sol la tierra.
Daba el monte gritos,
piedra contra piedra.
Vi los cielos nuevos
y la tierra nueva.
Cristo entre los vivos,
y la muerte muerta.
Dios en las criaturas,
¡y eran todas buenas! Amén.
Salmodia:
Antífona 1: Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Salmo 109, 1-5.7. El Mesías, Rey y Sacerdote
Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados:
yo mismo te engendré como rocío
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados:
yo mismo te engendré como rocío
antes de la aurora.»
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»
El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 1: Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha.» Aleluya.
Antífona 2: El Señor, piadoso y clemente, ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Salmo 110. Grandes son las obras del Señor
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre;
ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a sus fieles,
recordando siempre su alianza;
mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.
Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud.
Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza,
su nombre es sagrado y temible.
Primicia de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 2: El Señor, piadoso y clemente, ha hecho maravillas memorables. Aleluya.
Antífona 3: Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
Cántico de Apocalipsis 19, 1-7. Las bodas del Cordero
Aleluya. La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos. Aleluya.
Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes. Aleluya.
Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Aleluya.
Aleluya. Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido. Aleluya.
porque sus juicios son verdaderos y justos. Aleluya.
Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que le teméis, pequeños y grandes. Aleluya.
Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Aleluya.
Aleluya. Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido. Aleluya.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
Antífona 3: Reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo. Aleluya.
Lectura breve: 1ª Carta de Pedro 1, 3-5
Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en su gran misericordia, por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha hecho nacer de nuevo para una esperanza viva, para una herencia incorruptible, pura, imperecedera, que os está reservada en el cielo. La fuerza de Dios os custodia en la fe para la salvación que aguarda a manifestarse en el momento final.
Responsorio breve:
V. Bendito eres, Señor, En la bóveda del cielo.
R. Bendito eres, Señor, En la bóveda del cielo.
V. Digno de gloria y alabanza por los siglos.
R. En la bóveda del cielo
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Bendito eres, Señor, En la bóveda del cielo.
Cántico Evangélico (Magníficat):
Antífona (dependiendo del domingo del tiempo ordinario, se enuncia una de las siguientes):
3er. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Inmediatamente los discípulos dejaron las redes y siguieron a Jesús.
Ciclo B: «Venid conmigo – dice el Señor –, y os haré pescadores de hombres.»
Ciclo C: Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.
7mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto.
Ciclo B: Agarró el paralítico la camilla donde estaba tendido, dando gloria a Dios. Todos, al verlo, daban gloria Dios.
Ciclo C: «No juzguéis, y no os juzgarán; porque os van a juzgar como juzguéis vosotros», dice el Señor.
11er. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Id y proclamad el Evangelio del reino. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis. Aleluya.
Ciclo B: El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra, es la semilla más pequeña, pero después brota y se hace más alta que las demás hortalizas.
Ciclo C: Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
15to. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Jesús dijo a sus discípulos: «A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del reino.»
Ciclo B: Los discípulos, sin llevar pan, ni alforja, ni dinero, predicaban la conversión.
Ciclo C: Cuida de tu prójimo y, cuando yo vuelva, te pagaré lo que hayas gastado en él.
19no. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «Señor, mándame ir hacia ti andando sobre el agua.» Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: «¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado?»
Ciclo B: Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Aleluya.
Ciclo C: Dichosos los criados que quienes el Señor, al llegar, los encuentre en vela: los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo.
23er. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: «Donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos», dice el Señor.
Ciclo B: Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos. Aleluya.
Ciclo C: «Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío», dice el Señor.
27mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.
Ciclo B: Dejad que los niños se acerquen a mí; de los que son como ellos es el reino de Dios.
Ciclo C: Decid: «Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.»
31er. Domingo Tiempo Ordinario:
Ciclo A: Uno solo es vuestro maestro, que está en los cielos: Cristo, el Señor.
Ciclo B: Amarás al Señor con todo tu corazón. Amarás al prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que éstos.
Ciclo C: El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.
Magníficat:
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.
(Se repite la antífona correspondiente)
Preces:
Invoquemos a Dios, nuestro Padre, que maravillosamente creó el mundo, lo redimió de forma más admirable aún y no cesa de conservarlo con amor, y digámosle con alegría:
Renueva, Señor, las maravillas de tu amor.
Te damos gracias, Señor, porque, a través del mundo, nos has revelado tu poder y tu gloria;
-haz que sepamos ver tu providencia en los avatares del mundo.
Tú que por la victoria de tu Hijo en la cruz, anunciaste la paz al mundo,
-líbranos de toda desesperación y de todo temor.
A todos los que aman la justicia y trabajan por conseguirla,
-concédeles que cooperen, con sinceridad y concordia, en la edificación de un mundo mejor.
Ayuda a los oprimidos, consuela a los afligidos, libra a los cautivos, da pan a los hambrientos, fortalece a los débiles,
-para que en todos se manifieste el triunfo de la cruz.
Tú que, al tercer día, resucitaste gloriosamente a tu Hijo del sepulcro,
-haz que nuestros hermanos difuntos lleguen también a la plenitud de la vida.
Padre nuestro...
Oración (dependiendo del domingo del tiempo ordinario, se enuncia una de las siguientes):
3er. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso y eterno, ayúdanos a llevar una vida según tu voluntad, para que podamos dar en abundancia frutos de buenas obras en nombre de tu Hijo predilecto. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
7mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso y eterno, concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir, de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
11er. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
15to. Domingo Tiempo Ordinario:
Oh Dios, que muestras la luz de tu verdad a los que andan extraviados para que puedan volver al buen camino, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se significa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
19no. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso y eterno, a quien podemos llamar Padre, aumenta en nuestros corazones el espíritu filial, para que merezcamos alcanzar la herencia prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
23er. Domingo Tiempo Ordinario:
Señor, tú que te has dignado redimirnos y has querido hacernos hijos tuyos, míranos siempre con amor de Padre y haz que cuantos creemos en Cristo, tu Hijo, alcancemos la libertad verdadera y la herencia eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
27mo. Domingo Tiempo Ordinario:
Dios todopoderoso y eterno, que con amor generoso desbordas los méritos y deseos de los que te suplican, derrama sobre nosotros tu misericordia, para que libres nuestra conciencia de toda inquietud y nos concedas aun aquello que no nos atrevemos a pedir. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.
31er. Domingo Tiempo Ordinario:
Señor de poder y de misericordia, que has querido hacer digno y agradable por favor tuyo el servicio de tus fieles, concédenos caminar sin tropiezos hacia los bienes que nos prometes. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.