(Marcos 14,34a: Entonces les dijo: Mi alma siente una tristeza de muerte)
en la espera de tu hora;
la anunciada muerte aflora
y hay inquietud palpitante.
No hay miedo vacilante,
aunque sí, una gran tristeza
de tu alma cuando reza,
y que expresa lo que siente:
el amor de Dios, doliente,
que aguarda cruz y crudeza.