Luz del mundo

(Juan 9,1: Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento)
A Ti te digo hoy con firmeza,
Señor, eres la luz del mundo
y he sido un ciego errabundo
al no distinguir tu realeza.
Al no poder ver tu grandeza,
mis ojos: fracaso rotundo;
en la obscuridad más me hundo;
peor que ablepsia es torpeza
que hace caer, cuando tropieza,
a un brumoso foso profundo.