(2 Corintios 12,9a: pero Él me dijo: "mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza")
Con voz muy reacia
a Ti yo clamé:
¿por qué a mí, por qué?,
ante la desgracia
que no era acrobacia
aunque sí era traspié;
al leer escuché:
"te basta mi gracia".
Muy cierto, Señor,
me basta y rebosa
porque es abundosa.
Pena de dolor,
si siento tu amor,
ya no es enfadosa.