Afíname

(Salmo 103,20: ¡Bendigan al Señor, todos sus ángeles, los fuertes guerreros que cumplen sus órdenes apenas oyen la voz de su palabra!)
Allá los ángeles dicen en coro:
¡santo, santo, santo, Señor bendito!
mientras yo aquí, Señor, también te adoro,
pero desentono con ese rito;
afíname a mí, no el cantar, te imploro.

Amén.