(1 Juan 3,1a: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios, y nosotros lo somos realmente)
y, datos oscuros, tantos;
todo esto produce espantos
hay todo, menos caricias.
Ven, veamos hoy avecillas,
háblame de las palomas
y de flores los aromas;
insectos y hasta de ardillas;
todas, cosas sencillas;
de la vida en sinfonía
con su dulce melodía
que hablan de su creador
en un lenguaje de amor:
la creación en armonía.
Aunque hay mucho dolor,
pongamos un rato en pausa
al mal que somos la causa
y hablemos sólo de amor.
Amén.