(Marcos 8,34: Entonces Jesús, llamando a la multitud, junto con sus discípulos, les dijo: El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga)
A todos se nos da una cruz
que muchos tratan de eludir
pues no es fácil de admitir
ya que recuerda al ataúd.
Sufrimiento parece pus
que nadie quisiera sentir,
tampoco tener sobre sí,
ya que más bien es un tabú;
mas ¿cómo nos salvó Jesús?;
lo hizo con su propio sufrir;
su amor nos mostró al morir
sin que se extinguiera su luz.
Yo tengo que tomar mi cruz,
si a Cristo es que quiero seguir;
me tengo que negar a mí
y así alcanzaré su virtud.
Amén.
Amén.