nos amó con delirio hasta la muerte.
No hay otro amor igual, ni amor más fuerte.
Arde su amor en celestial hoguera.
Resucitó el Señor. ya es primavera;
rejuvenece el Orbe y se convierte
en vergel florecido. De esta suerte,
florece el monte, el árbol, la pradera.
Muestra así Dios su poderoso brazo,
expandiendo su huella al infinito.
Nada impide su impulso creador.
Muerto en la Cruz en generoso abrazo,
surge en la Tierra un clamoroso grito:
¡¡Dios es Amor, Amor y más Amor!!