Dios se inclina

(De la homilía del Papa Benedicto XVI en la misa del 25 de Diciembre del 2008)
«Dios se inclina». Esta es una palabra profética.
En la noche de Belén, esta palabra ha adquirido un sentido completamente nuevo.
El inclinarse de Dios ha asumido un realismo inaudito y antes inimaginable.
Él se inclina: viene abajo, precisamente Él,
como un niño, incluso hasta la miseria del establo,
símbolo de toda la necesidad y estado de abandono de los hombres.
Dios baja realmente.