Así como nuestro cuerpo se debilita y muere
si no lo alimentamos,
del mismo modo pierde nuestra alma su vigor
si no le damos lo que necesita:
el alimento del alma es la Palabra de Dios.
Bienvenidos a mi página con temas provenientes de documentos de la Iglesia, de escritos de los santos, de autores tanto clásicos como contemporáneos y algo de mi humilde autoría, donde siempre encontrarán palabras de vida eterna