La persecución es algo necesario en la Iglesia. ¿Saben por qué? Porque la verdad siempre es perseguida. Jesucristo dijo: "Si a mí me persiguieron, también os perseguirán a vosotros" Y por eso, cuando un día le preguntaron al Papa León XIII, aquella inteligencia maravillosa de principios de nuestro siglo, cuáles son las notas que distinguen a la Iglesia Católica verdadera, el Papa dijo ya las cuatro conocidas: una, santa, católica y apostólica. "Agreguemos otra –les dice el Papa-, perseguida". No puede vivir la Iglesia que cumple con su deber sin ser perseguida.