Alégrate, que hay quien conoce su bondad y valor.
Dale gracias que nos dio en la tierra quien así le conoce, como a su único Hijo.
Debajo de este amparo podrás llegar y suplicarle que, pues Su Majestad se deleita contigo,
que todas las cosas de la tierra no sean bastante a apartarte de deleitarte tú
y alegrarte en la grandeza de tu Dios y en cómo merece ser amado y alabado
y que te ayude para que tú seas alguna partecita para ser bendecido su nombre,
y que puedas decir con verdad: Engrandece y loa mi ánima al Señor.