Jamás de sus criaturas se desentiende Dios

(De la poetisa argentina Marilina Rébora (1919-1999))
Nunca te creas solo ni hables de indiferencia
porque a tu alrededor no veas a ninguno;
la vida, ciertamente, a veces nos silencia
y es como si se hubiese olvidado de uno.

No hay omisión total, suele ser esa ausencia
el retardo o la espera del momento oportuno;
y cuando nos parece que acaba la existencia,
todas las esperanzas se avistan en consuno.

Jamás de sus criaturas se desentiende Dios:
a las más solitarias, tal vez más desvalidas,
un huésped las sorprende, que llega inesperado,
con el alma en los labios y las manos tendidas,
al regresar, adicto, de recuerdos en pos,
porque el cielo es promesa, de nadie se ha olvidado.