Niña de Dios por nuestro bien nacida,
tierna, pero tan fuerte, que la frente
en soberbia maldad endurecida
quebrantasteis de la infernal serpiente;
brinco de Dios, de nuestra muerte vida,
pues vos fuisteis el medio conveniente
que redujo a pacífica concordia,
de Dios y el hombre la mortal discordia.