Por lo cual, el que ahora quisiese preguntar a Dios o querer alguna visión o revelación;
no sólo haría una necedad, sino haría agravio a Dios,
no poniendo los ojos totalmente en Cristo,
sin querer otra cosa o novedad.
Porque le podría responder Dios de esta manera:
"Si te tengo ya hablado todas las cosas en mi Palabra, que es mi Hijo,
y no tengo otra cosa que te pueda revelar o responder que sea más que eso,
pon los ojos sólo en él;
porque en él te lo tengo puesto todo y dicho y revelado,
y hallarás en él aún más de lo que pides y deseas".