Morir en soledad

(Del sacerdote uruguayo Mauricio Silva (1925-1980))
Señor, yo sé que Tú estás
en la fe luminosa de una noche de estrellas,
de un día radiante de azul y de sol.

Yo sé que Tú estás,
en la espera gozosa de un niño que viene,
de una carta que llega,
de un amigo que vuelve.

Tú estás,

yo sé que Tú estás
en el amor inmenso de unas manos que abrazan
y en el puro cariño del beso que me dan.
Mas también sé que estás
en la fe desprovista y desnuda
cuando un día y otro día
le cuenta su rutina de trabajo y pobreza
y mi alma se hunde en tiniebla total.

Yo sé que Tú estás
cuando la esperanza es cuesta empinada,
la cumbre es incierta y las fuerzas muy pocas.

Tú estás.

Yo sé que Tú estás
cuando amar es un surco humilde y oscuro,
que reclama al grano para ser fecundo
y morir en soledad.

Yo sé que Tú estás,
Señor, que te creo,
Señor, que te espero,
Señor, que me amas,
Yo sé que Tú estás.