en los que la perfección se presenta rodeada de mil estorbos y mil trabas
y circundada de una multitud de ilusiones,
mi pobre espíritu se fatiga muy pronto,
cierro el docto libro que me quiebra la cabeza y me diseca el corazón
y tomo en mis manos la Sagrada Escritura.
Entonces todo me parece luminoso,
una sola palabra abre a mi alma horizontes infinitos,
la perfección me parece fácil.