¡Cargar la cruz!;
fácil decir,
duro es vestir
negro capuz;
dice la gente
con catalejos:
"que esté allá lejos,
nunca en mi frente".
Jesús con ella,
que no era de Él,
sabiendo a hiel
no dio querella;
y en ella muerto,
por sólo amor,
el Redentor
el cielo ha abierto.
Para admitir
mi propia cruz,
a Cristo, luz,
voy a pedir:
A tu pasión
mi dolor uno;
valor ninguno
en dimensión;
y aunque vil don,
sea oportuno;
y al alma mía
da fortaleza
con entereza
y valentía,
Señor, hoy día,
aunque remeza.
Amén.