De "Camino" de san Josemaría Escrivá
Vivimos como si el Señor estuviera allá lejos, donde brillan las estrellas,
y no consideramos que también está siempre a nuestro lado.
Y está como un Padre amoroso;
a cada uno de nosotros nos quiere más que todas las madres del mundo pueden querer a sus hijos,
ayudándonos, inspirándonos, bendiciendo... y perdonando.
¡Cuántas veces hemos hecho desarrugar el ceño de nuestros padres diciéndoles, después de una travesura: ya no lo haré más!
Quizá aquel mismo día volvimos a caer de nuevo...
Y nuestro padre, con fingida dureza en la voz,
la cara seria, nos reprende...,
a la par que se enternece su corazón,
conocedor de nuestra flaqueza, pensando: pobre chico, qué esfuerzos hace para portarse bien!
Preciso es que nos empapemos,
que nos saturemos de que Padre y muy Padre nuestro es el Señor que está junto a nosotros y en los cielos.