Señor, Dios de la paz,
Tu que creaste a los hombres para ser herederos de tu gloria.
Te bendecimos y agradecemos porque nos enviaste a Jesús, tu hijo muy amado.
Tu hiciste de Él, en el misterio de su Pascua, el realizador de nuestra salvación,
la fuente de toda paz, el lazo de toda fraternidad.
Te agradecemos por los deseos,
esfuerzos y realizaciones que tu Espíritu de paz suscitó en nuestros días,
para sustituir el odio por el amor, la desconfianza por la comprensión,
la indiferencia por la solidaridad.
Abre todavía mas nuestro espíritu y nuestro corazón
para las exigencias concretas del amor a todos nuestros hermanos,
para que seamos, cada vez más, artífices de la paz.
Acuérdate, oh Padre, de todos los que luchan,
sufren y mueren para el nacimiento de un mundo más fraterno.
Que para los hombres de todas las razas y lenguas
venga tu Reino de justicia, paz y amor. Amen.