Espíritu de Santidad, sé el Maestro
de mi corazón para amar,
de mi espíritu para conocer,
de mi lengua para encantar,
de mis sentidos y mis potencias
para obrar o para sufrir;
de mis bienes, de mis sufrimientos
y de todo para servirte.
Haz de mi corazón un templo,
de mi lengua un instrumento:
para que hable a todos con el ejemplo,
para que hable a todos con elocuencia.
Por Jesús y por María,
reina poderosamente en mí,
para que por todo ello,
sólo glorifique a Dios eternamente