Éste que hoy ves aquí, ya de regreso,
náufrago de sí mismo a la deriva,
el de la mano un día vengativa,
el porque sí rebelde, el loco obseso;
éste que ves aquí, en carne y hueso,
en mentira, en verdad, en alma viva,
el que escupió en tu rostro su saliva,
el que se fue de ti, el que hizo eso;
el que su vida te cerró con llaves,
el renegado, el que cumplió condena,
ése soy yo, que he vuelto con las aves.
Te perdí en el gozar, te hallé en la pena.
Tarde te hallé, Señor, pero tú sabes
que nunca es tarde si la dicha es buena.