Padre de bondad, Tu que eres rico en amor y misericordia, que nos enviaste a tu Hijo Jesús para nuestra salvación, escucha a tu iglesia misionera. Que todos los bautizados sepamos responder al llamado de Jesús: "Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos". Fortalece con el fuego de tu Espíritu a todos los misioneros, que en tu nombre anuncian la Buena Nueva del Reino.
Señor Jesús, que diste tu vida por nuestra salvación, ayúdanos a continuar construyendo tu Reino de paz, justicia y amor. Infunde en el corazón de todos los cristianos el deseo de transmitir tu Palabra. Sostén el ánimo de aquellos que abandonándolo todo, cumplen tu mandato de ir por el mundo anunciando tu Evangelio. Crea en mi un corazón misionero.
María, Madre de la Iglesia y estrella de la evangelización, acompáñanos y concédenos el don de la perseverancia en nuestro compromiso misionero. Amén.