Segundas Vísperas del Bautismo del Señor


V. Dios mío, ven en mi auxilio.
R. Señor, date prisa en socorrerme.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén. Aleluya.

Himno:

Porque el bautismo hoy empieza
y él lo quiere inaugurar,
hoy se ha venido a lavar
el Amor de la limpieza.

Aunque es santo y redentor,
nos da ejemplo singular:
se quiere hoy purificar
como cualquier pecador.

Aunque él mismo es la Hermosura
y no hay hermosura par,
hoy quiere al agua bajar
y hermosear nuestra basura.

Nadie lo hubiera pensado:
vino el pecado a quitar,
y se hace ahora pasar
por pecador y pecado.

Gracias, Bondad y Belleza,
pues te quisiste humillar
y no te pesó lavar
tu santidad y pureza. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Vino una voz del cielo y se oyó la voz del Padre: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto, escuchadlo.»

Salmo 109, 1-5. 7. El Mesías, Rey y Sacerdote

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados:
yo mismo te engendré como rocío
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Vino una voz del cielo y se oyó la voz del Padre: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto, escuchadlo.»

Antífona 2: En el río Jordán aplastó nuestro Salvador la cabeza del antiguo dragón y nos libró a todos de su esclavitud.

Salmo 111

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
u caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: En el río Jordán aplastó nuestro Salvador la cabeza del antiguo dragón y nos libró a todos de su esclavitud.

Antífona 3: Hoy se nos revela un gran misterio, porque el Creador de los hombres purifica en el Jordán nuestros pecados.

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
Porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiesto.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Hoy se nos revela un gran misterio, porque el Creador de los hombres purifica en el Jordán nuestros pecados.

Lectura breve: Hch 10, 37-38

Vosotros sabéis lo acaecido en toda Judea: cómo Jesús de Nazaret empezó su actividad por Galilea después del bautismo predicado por Juan; cómo Dios lo ungió con poder del Espíritu Santo; cómo pasó haciendo el bien y devolviendo la salud a todos los que estaban esclavizados por el demonio, porque Dios estaba con él.

Responsorio breve:

V. Éste es el que vino con agua y con sangre.
R. Éste es el que vino con agua y con sangre.
V. Jesucristo, nuestro Señor.
R. Con agua y con sangre.
V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R. Éste es el que vino con agua y con sangre.

Cántico Evangélico

Antífona: Cristo Jesús nos amó, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y nos ha hecho sacerdotes de Dios, su Padre; a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos.

Magníficat:

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,
como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona: Cristo Jesús nos amó, nos ha librado de nuestros pecados por su sangre, nos ha convertido en un reino y nos ha hecho sacerdotes de Dios, su Padre; a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos.

Preces:

Roguemos a nuestro Redentor, bautizado por Juan en el Jordán, y supliquémosle, diciendo:
Envía, Señor, tu Espíritu sobre nosotros.

Cristo, siervo de Dios, en quien el Padre tiene todo su gozo,
-envía tu Espíritu sobre nosotros.

Cristo, elegido de Dios, tú que no rompiste la caña resquebrajada ni apagaste la mecha humeante,
-compadécete de cuantos te buscan con sinceridad.

Cristo, Hijo de Dios, a quien el Padre ha elegido como nueva alianza del pueblo y luz de las naciones,
-abre por el bautismo los ojos de los que no ven.

Cristo, salvador de los hombres, a quien el Padre ungió con el Espíritu Santo y envió para salvación del mundo,
-haz que todos los hombres te conozcan y crean en ti para que así obtengan la vida eterna.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Cristo, esperanza nuestra, que llevas la luz de la salvación a los pueblos que yacen en las tinieblas de la ignorancia,
-recibe en tu reino a nuestros difuntos.

Ya que somos de la familia de Dios, digamos con gran confianza a nuestro Padre del cielo:
Padre nuestro...

Oración:

Dios todopoderoso y eterno, que en el bautismo de Cristo, en el Jordán, quisiste revelar solemnemente que él era tu Hijo amado, enviándole tu Espíritu Santo, concede a tus hijos de adopción, renacidos del agua y del Espíritu Santo, perseverar siempre en tu benevolencia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

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