Lectura orante del Evangelio del Jueves de la Semana 28 del Tiempo Ordinario: Lucas 11,47-54


Llénanos de tu Espíritu Santo, Señor, al participar de esta lectura orante de tu Santa Palabra con el Evangelio de este día, para que se abra nuestro entendimiento y se ablanden nuestros corazones al recibir lo que en esta ocasión has decidido comunicarnos, y que nos dispongamos con ánimo a convertirlo en obra en la vida cotidiana de cada uno de nosotros. Amén.

1. Lectura

a) Texto del día

Lucas 11,47-54: En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron! Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso dijo la Sabiduría de Dios: ‘Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán’, para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar y el Santuario. Sí, os aseguro que se pedirán cuentas a esta generación. ¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido».

Y cuando salió de allí, comenzaron los escribas y fariseos a acosarle implacablemente y hacerle hablar de muchas cosas, buscando, con insidias, cazar alguna palabra de su boca.

b) Contexto histórico y cultural

La invitación a una comida por parte de un fariseo a Jesús ha devenido en una polémica; el fariseo ha criticado que Jesús, y probablemente sus discípulos, no hiciera la limpieza ritual de manos antes de comer, por lo que Jesús condena el puritanismo externo ausente de conversión interior.

2. Meditación (para leer lenta y pausadamente; deteniéndose a meditar y saborear cada palabra, cada verso y cada estrofa, relacionándolos con el Evangelio del día y con nuestra vida)

Profeta

Es, la voz de un profeta,
un oráculo de ciencia
que taladra la conciencia;
aunque él no parezca asceta,
ponte a la escucha, respeta,
reflexiona y sé sensato,
pues no es propio su mandato,
es de lo alto proveniente;
y siempre te es conveniente
aunque hoy no te sea grato.

3. Oración

Señor, que pueda reconocer tu voz
en tus distintos modos de expresión:
mediante tus profetas de ayer y de hoy,
al recibir una palabra de amor,
en el momento de la oración,
en la penitencia de la confesión,
en el Sacramento de Comunión,
en el Santísimo en la adoración,
cuando se me hace una corrección,
con el necesitado de colaboración,
en el enfermo y en su dolor,
y en mis enfermedades y en mi dolor
Amén.

4. Contemplación (en un profundo silencio interior nos abandonamos por unos minutos de un modo contemplativo en el amor del Padre y en la gracia del Hijo, permitiendo que el Espíritu Santo nos inunde. En resumen, intentamos prolongar en el tiempo este momento de paz en la presencia de Dios).

5. Acción

A la conversión interior
se me invita en el día de hoy;
es mi acción, con tu ayuda, Señor.
Amén.